-¿Además ustedes compartieron ese destierro con exiliados de otras dictaduras latinoamericanas? ¿Cómo era ese encuentro?
-Es que nosotros veníamos conviviendo ya de antes con la música latinoamericana. Hacía rato (en los años '60) nos habíamos salido de la tonadita y la cueca y ya teníamos amigos afuera, gente que estaba en la misma búsqueda que nosotros. Teníamos este camino de la Violeta Parra que era amplio y generoso para todos. Entonces estábamos determinados por otras formas de relacionarnos con nuestros compañeros de oficio. Está el caso de los cubanos que vinieron a Chile (en 1972) por gestiones nuestras, en un afán de compartir y de que los chilenos conocieran al Silvio (Rodríguez), al Pablo (Milanés), pequeñas tareas que dan frutos de generosidad. Imagínate, el Silvio vino recién a Chile, y fue éxito total y absoluto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario